Eres una delicada flor, demasiado encantadora, demasiado seductora. Y es así que en tu propia gloria quieren también la desgracia, porque eres tan amada y tan deseada, porque el que te tiene rara vez te respeta.  Yo quiero que todo el mundo sepa que la mejor forma de conseguirte  es no acercándose demasiado a ti, es entenderte con mucho cuidado.

Y saber que cuando tú apareces, desapareces; porque tú eres como la luz del día. Pero los que no son conscientes comenzaran a creer que tú les perteneces y es ahí donde no dudaran en herirte hasta pueden llegar a matarte. Si juntasen en un pozo muy grande, muy grande todas las fortunas del mundo, sin tu presencia serán simplemente como el polvo.

Pero ¿quién te entiende?  casi nadie te comprende. Por esa razón nadie sabe por que brillas más que el sol y las estrellas, y al otro día es imposible encontrarte.  Tú eres la medida de la grandeza y la pequeñez de todo, porque tú enseñas quien es de noble corazón y quien es ruin en su mundo interior.

 Eres tan dulce, delicada y a la vez tan inmensa;  eres la gloria de la vida y por lo tanto un destino para muchos inalcanzable: La Felicidad.