Una de las cosas mas sencillas es escuchar la palabra espiritual, la cual siempre es placida, refrescante, renovadora. Pero es lamentable que pocas personas hagan el esfuerzo de escuchar con el corazon y en verdad lleguen a vivir la enseñanza.
Muchos son los sueños del hombre, tantos como las estrellas, pero pocos hacen esos sueños posibles.
La mayoria escuchan y dejan pasar, como si sus seres fueran impenetrables y nada pudiera alcanzarlos para germinar y florecer porque para que esto ocurra se requiere algo mas que escuchar, ya que se necesita querer ser escuchado, querer participar en el mensaje y llevarlo como ejemplo de vida en todo momento.
La enseñanza espiritual no es un bote a la deriva. Es guia, meta, de la flor es su aroma y su encantador color. No es solo la apariencia, es la esencia y la sustancia que se han unido de nuevo porque el Espiritu conoce su nombre, conoce su camino, solo se necesita recordarlo de nuevo para alcanzar su destino.