Si pudiesemos alcanzar la Paz a traves de la guerra,
entonces el cementerio seria un lugar para disfrutar.
Pero ese no es el caso. La muerte rodea a la humanidad ultimamente, como
poderosa araņa extendiendo su red, tratando de atraparlo todo.
Y lo unico que obtiene es fomentar la violencia.
Si el terrorismo continua, no habra paz en el mundo.
No importa de donde venga, ni la bandera o region.
Dios nunca estara al lado del asesinato.
Como pueden ser destruidas sin impunidad las vidas de los inocentes? Si
hay angeles, ellos lloraran. Y si hay demonios, se regocijaran. Pero el
orden de la existencia no es asi. La muerte nunca muestra nada bueno.
Todos tenemos que cuidar la vida y no importa donde o de quien. Cada ser
humano es nuestro padre, nuestra madre, nuestro hermano, nuestro hijo,
nuestro amigo, para toda la eternidad.
El atacar al inocente y convertirlo en nuestra victima es lo mismo que
si nuestro brazo derecho cegara nuestro ojo derecho. No hay victoria, no
hay gloria. La cultura de la muerte nunca sera correcta porque si el
hombre se levanta en contra del hombre, entonces, donde esta Dios? El
mora en la paz, en la compasion, en la justicia, en la armonia, en el
progreso. En el cuidado delicado, en la comunion de las gentes, en la
union basada en el respeto aun ante las diferencias mas grandes.
Como puedo orar si mis manos estan manchadas de sangre? Que dolor mas
grande para aquel que sufre la perdida de un ser amado, asesinado por
una mano cruel, por un fanatismo que esta muy lejos de la justicia, el
orden y el balance.
Y aqui va un humilde consejo: Para aquel que quiere alcanzar victoria,
aun la gloria. El debe de comenzar con si mismo. Y luego elevar su
corazon que crezca en amor hacia todo el mundo.
Arrodillemonos humildemente y oremos a Dios porque El ve dentro de
nuestros corazones. Y El pone las semillas de decisiones en el hombre,
que no son para matar ni para hacer daņo. Sino para compartir la amistad,
la lealtad, la sinceridad y el esfurzo para lograr un mundo mejor. Pero
que vamos a hacer hoy con nuestras calles llenas de sangre, con nuestras
familias divididas y con nuestros muertos? Ese no es el camino, ni
el destino de la humanidad. No somos bestias sedientas de sangre. No
somos seres nacidos del infierno, tratando de causar dolor, amargura y
angustia.
Somos criaturas, hermanos de la tierra y el cielo.
Con un compromiso y razon primordial.
Somos la gran familia humana que reclama una paz verdadera y duradera.
Dios fortalecera nuestros corazones y El nos llevara a la victoria real,
no con la fuerza de la violencia y la destruccion sino por el poder de
la justicia y mediante el Amor que Dios es, eternamente, ahora y para
siempre.